En el vaivén de tu voz

despertar de luna,

mil vientos de mil

corren hasta tu pecho,

allí tejeré las mariposas

blancas de sal,

dentro del agua rozaré la orilla

de tu pasión,

mírame. . . enmudecen las mariposas

como el preludio de un beso salado.

Magdalena

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Autor: María Inés Calcagno

Prof. en Matemática. Especialista en Conducción y Gestión educativa.

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